Las fascias son una maravilla del cuerpo. Proporcionan una buena movilidad, un desarrollo óptimo de la fuerza y estabilidad, pero solo si cuidas de ellas correctamente. Esta red tridimensional fina cubre todas las estructuras del cuerpo: órganos, músculos, nervios, huesos, vasos sanguíneos e incluso el cerebro.

Si tus fascias no reciben suficiente movimiento, con el tiempo se vuelven más tensas y se adhieren. Además, la tensión en el músculo puede hacer que las fascias se peguen y afectar el movimiento del sistema linfático, que se encuentra entre el músculo y las fascias.

El cuerpo humano consta de alrededor de 37 billones de células, y el sistema linfático se comunica con cada una de ellas para proporcionar información al sistema inmunológico sobre los "invasores". Además, el sistema linfático elimina microorganismos y productos de descomposición, ayuda a limpiar áreas afectadas de impurezas y a restaurar las células dañadas.

Solo el 60% de su fuerza muscular se atribuye realmente a los músculos, y el 40% restante corresponde a la fascia. La fascia contiene seis veces más terminaciones nerviosas que el músculo mismo, y el dolor en la fascia aparece mucho más rápido que en los músculos mismos.

Entrenamos los músculos para tonificarlos y lograr un cuerpo firme y elástico. Para cuidar de la fascia, se necesitan ejercicios para la movilidad y el estiramiento.

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